
Un juez ordena exhumar un nicho en Torrent tras escucharse golpes dentro
Una familia que estaba presente asegura que oyeron varios golpes desde una tumba en la que habían enterrado recientemente a un hombre. La policía hizo comprobaciones desde el exterior, pero tras la petición del hijo, el juez ordenó la exhumación del doctor Bozidar ‘Christian’ Konjevic, científico que había dedicado su vida a la regeneración celular.
El cuerpo estaba tal y como lo introdujeron tras su entierro. Con una fotografía que el hijo habia realizado antes del enterramiento, y tras comprobar que no había signos de golpes desde el interior, se volvió a cerrar el ataud. El juzgado de guardia había acordado la inmediata apertura de la tumba ante la posibilidad de que Bozidar ‘Christian’ Konjevic no estuviera muerto cuando fue enterrado. La denuncia de una familia, que había escuchado ruidos mientras estaba en el camposanto, fue atendida inicialmente por la policía, que no creyó la historia. Pero el hijo, que dudaba de los motivos de la muerte de su padre, al enterarse pidio la intervención judicial.
Un equipo de la Policía Científica se desplazó con urgencia al cementerio. Los agentes llegaron incluso antes que los familiares del difunto. También acudieron dos patrullas de la Policía Nacional de Torrent, los cinco testigos que habían dado la voz de alarma, y dos periodistas, pero no hubo nada que contar, todo se encontraba tal y como se dejó.
El doctor Bozidar ‘Christian’ Konjevic dedicó su vida a investigar la regeneración de las células. Murió el 7 de enero y fue enterrado el jueves por la mañana. A la 1 y media de la tarde, una familia que paseaba por el cementerio aseguró escuchar golpes que procedían del interior de su nicho. “De repente escuchamos unos golpes, plam, plam. De madera. Y venga golpes”, explica una de las testigos a Las Provincias. Los seis se dieron cuenta de inmediato de que el ruido procedía del interior de uno de los nichos próximos. Preguntaron si había alguien ahí y entonces escucharon dos golpes aún más fuertes.
Dadas las sospechas, el juez decidió ordenar la inmediata exhumación del cadáver, que se realizó el viernes por la mañana. La expectación que se había montado en torno al misterio llevó a que en la apertura de la sepultura estuvieran presentes el hijo del difunto, su yerno, dos abogados, un equipo de la policía científica, cuatro policías uniformados, varios empleados del cementerio y dos periodistas, sin embargo, no hubo milagro, no había signos de que hubiera podido pasar nada.
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