
SUCESOS
Vecinos de Cami Reial denuncian la aparición de okupas y fiestas a altas horas
La Policía Local se ha personado en varias ocasiones pero la situación ha empeorado y ahora tienen miedo
Si el confinamiento ha sido duro para muchos, para los vecinos del número 62 de Cami Reial “ha sido un auténtico infierno”. La mayoría de las personas en estas viviendas son gente mayor, y la convivencia durante estos tres meses ha llegado a crear fuertes enfrentamientos con los okupas por las fiestas que se formaban hasta altas horas en la última planta y la suciedad que generaban los niños y perros de ese piso en la terraza.
“Tenemos miedo, pero no podemos acojonarnos”, señala a este periódico una vecina que no quiere dar su nombre. Relata cómo las cosas empeoraron justo después de iniciarse el confinamiento. “Lo hemos intentado por las buenas, y hemos hablado pero no respetan ni las normas de convivencia básicas”. El piso, que pertenece a una entidad bancaria, había sido ocupado mucho antes pero después de esa fecha comenzó a venir más gente. “Desde entonces, se han roto hasta tres veces las cerraduras”, señala una vecina. Los okupas también se han hecho con el control de la terraza, que se había arreglado “y ahora está sucia, llena de juguetes y llena continuamente de excrementos de perros”. Incluso pusieron una piscina que obligaron a quitarla.
Al ser propiedad de un banco resulta muy difícil dar una solución rápida a la ocupación que sufren los vecinos. Uno de ellos trabaja y vive debajo de los ocupas, y sufre a diario el ruido. Además, los vecinos denuncian que escupen por el hueco de la escalera, tiran colillas, botellas vacías, pañuelos usados incluso han meado en el patio.
FIESTAS A ALTAS HORAS
Durante estas semanas las fiestas a altas horas de la noche no han parado de celebrarse. “La policía ha venido pero poco ha podido hacer, salvo llamarles la atención. Les hemos llamado a los pobres muchas veces para que vinieran, pero ni de esa forma han parado”, señala una de las vecinas. "Hay días que la administradora ha llamado a la Policía y yo he vuelto a llamar, y hay un vecino que ya les tiene pánico".
También critican que han puesto candados a los contadores pero los han roto para engancharse a la luz y el agua. Una mujer mayor se quedó enganchada al grifo y además, han sufrido un aumento repentino de la luz. La cerradura del patio también se ha roto, ya que aunque se les dio una llave la rompe “porque vienen más personas, no solo hay una, han llegado a venir hasta más de diez personas”.
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