La Verge del Rosari llena de religiosidad las calles del casco histórico
Tras la Semana Santa, el olor de la murta volvió a las calles de la ciudad con la procesión de la Virgen del Rosario. La fue seguida por cientos de personas que esperaban para ver a la imagen que custodian los jóvenes clavarios de la ciudad
El mes de mayo comenzó su mes más religioso con la procesión de la Virgen del Rosario. Sobre las ocho y media de la tarde salía la imagen de la iglesia de la Asunción. En una noche fresca, pero agradable, las calles del casco histórico se llenaron. Los encargados de mantener viva esta tradición son los clavarios de la Virgen del Rosario, jóvenes de entre 18 y 20 años, que durante un año se encargan, junto a la Cofradía de la Virgen del Rosario, de organizar los traslados y demás actos de la clavaría que culmina el primer domingo de mayo.
El día grande de la clavaría fue el primer domingo de mayo con la celebración de la Virgen del Rosario. La jornada comienzó con una eucaristía en La Asunción. Ya por la tarde-noche tuvo lugar la procesión por las calles adyacentes a la Arciprestal que finaliza con el nombramiento de los clavarios del año siguiente. Desde hace dos años también se realiza una jornada de paellas con la asistencia de los clavarios de los últimos años.
Los clavarios de 2013 son Albert Almenar Cerdán, Mariano Burguera Clemente, Jorge Franco Roig, Abdón González Mora, Javier González Téllez, Daniel Iranzo Ricart, Luis Herraiz Rodríguez-Palmero, Ismael Leal García, Luis Miquel Almenar, Josep Palencia i Martínez, Joan Vicent Sánchez Ortí. El Clavari Mayor de este año es Daniel Martínez Hernández.
Este grupo de 12 jóvenes, conocidos en otras poblaciones como “quintos” ha celebrado cada viernes, desde el mes de junio pasado, el traslado de la pequeña imagen por cada casa de los clavarios que finaliza en la vivienda del clavario mayor de cada año. Otro momento importante de su clavaría fue el mes de octubre con el rezo del Rosario cada noche entre semana y los domingos al amanecer. El rezo, celebrado durante siglos, recorre las calles del casco antiguo junto a la imagen de la Virgen del Rosario.
En febrero viven uno de sus días grandes con la tradición de l’Entrà de la Flor el 1 de febrero. La tradición cuenta que los clavarios son los encargados de cortar al primera flor del almendro que anuncia la llegada de la primavera y finaliza la jornada con la bendición de la rama y una cordà a los pies de la Torre.
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