Critica fallera, y gestión pública de aparcamientos

Las fallas ya están en las calles. El ruido, la música y las carpas llenarán la ciudad durante una semana. Este año es además es un año especial para las fallas torrentinas, ya que será el primer año en una década sin monumento municipal y el primer año del nuevo organismo autónomo municipal en pleno funcionamiento. La crisis y los recortes han los sido protagonistas un año más en las cabalgatas del Ninot junto a la corrupción, los banqueros y los políticos, que este año no se salvarán de la quema la noche de la Cremà. Pero el tema estrella este año ha sido sin duda el de la pólvora. Este año también va a ser especial para los falleros menores de ocho años, que no van a poder disparar  ni tan si quiera “bombetes”.

Sin duda es uno de los cambios legales impulsados desde Europa que peor se llevan y más va a cambiar las fiestas este año, una fiesta acostumbrada al olor de la pólvora continua y el sonido interminable de petardos a cualquier hora del día. También hay que pensar si finalmente, habrá desobediencia civil o un cumplimiento más o menos estricto de la norma como pasa con el tabaco. Esta restricción hay que recordar que se toma por seguridad, y no hay que olvidarse que en Torrent tenemos un caso grave suceso ocurrido hace ya casi dos años. Las medidas de seguridad son necesarias para que la fiesta pueda ser disfrutada por todos sin lamentar ningún tipo de accidente, especialmente en los más pequeños, que son los que menos conocimiento tienen y que más consejos y educación deben tener sobre el uso de la pólvora.

Otro aspecto a tener en cuenta en estas fiestas es la permanencia y vitalidad que aportan estas celebraciones que son un motor económico y social para soportar una grave crisis que también ha afectado en las fallas en el número de falleros y también en el precio de las cuotas solidarias que muchas han mantenido para que los torrentinos puedan seguir disfrutando de estas fiestas, que en cierta forma, animan a seguir hacia adelante.

El aparcamiento público Juan Carlos I pasará, si nada cambia, a ser de gestión pública tras el anuncio de abandono de la gestión por SECOPSA. Los defectos en el proyecto inicial, y la revisión de tarifas a la que el Ayuntamiento no ha querido ceder ponen sobre aviso sobre un problema en la privatización de los servicios. Recientemente también ha sido asumida la gestión de aparcamiento de la Ciutat de L’Esport  y a punto estuvo de suceder algo parecido con la gestión de la piscina de la Cotxera hace unos años. Paradójicamente, la administración pública local que gobierna el PP ha tenido que asumir la municipalización de servicios que privatizó el anterior gobierno socialista. En este último caso, tras la ejecución de las obras, el pastel más goloso, la empresa pretende escaparse a una gestión nada rentable pero a la que se comprometió en su día. Ante esta situación, solo cabe emprender acciones legales por el perjuicio para el Ayuntamiento, y también para que sirva de aviso a navegantes.

En un momento en el que se ha hablado de privatizar la gestión de la FDM cabe pensar si ese modelo es conveniente fuera de sistemas donde quien los gestiona no es una empresa privada sino una entidad con fines sociales o culturales como son los clubes deportivos. Aún en ese caso, parece mucho más controlada la gestión municipal que la privada visto lo sucedido hace unos años en la piscina La Cotxera. Justo ahora cuando se debate sobre los servicios municipales y la nueva ley de administraciones públicas, y con situaciones de empresas privadas afectadas por la crisis, resurge el debate de la productividad y menor calidad del servicio al ciudadano a costa de beneficios.

En el caso del aparcamiento Juan Carlos I, que nació con problemas y retrasos en el inicio de la obra, y luego más tarde en la finalización de esta, se suma el poco uso de un aparcamiento que se esperaba iba a tener una mayor frecuencia. Su precio nada económico por aparcar tampoco ha ayudado a rentabilizar económica y socialmente una infraestructura por otra parte necesaria al estar en una zona de la ciudad con una falta de aparcamiento en la vía pública clara. Esperemos que la gestión pública permita entre otras cosas, rebajar el precio del aparcamiento para que el uso redunde en el beneficio de más plazas de aparcamiento aprovechables.