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ARTURO GARCÍA
Domingo, 29 de Junio de 2008
CARRER MAJOR

Qui s'ha mort?

Todo pueblo que se precie tiene sus costumbres. Pequeñas cuestiones que, para bien o para mal, marcan el carácter de sus vecinos. Así, se dice que los catalanes son tacaños; a los gallegos se les acusa de desconfiados y complejos; a nuestros vecinos maños se les califica de cabezones; y de los andaluces siempre se ha destacado el aspecto más lúdico de sus vidas. ¿Y de los valencianos? Bueno, nosotros siempre hemos jugado muy bien la baza del “meninfotisme”, esa actitud secular de relativizarlo todo y dejarlo a medias, de tener gran ímpetu en hacer las cosas pero no saber resolverlas, y que, al final, tampoco nos importe o preocupe en exceso el haberlo conseguido. He buscado en el diccionario de la Acadèmia Valenciana esta acepción, sin ningún éxito. Supongo que la voz proviene de la expresión “me n’hi fot”, cuyas traducciones, por más vueltas que le demos, no podemos reproducir aquí, pero resultan obvias. ¿y en Torrent? ¿Cuál es la característica que mejor nos define? Cada uno tendrá su propia respuesta, pero no me negarán que muchas de ellas girarán al carácter curioso de nuestras gentes. Esta pregunta, que ya se ha lanzado desde estas líneas alguna vez, me la he vuelto a plantear cuando esta semana hemos visto en prensa y en televisión la iniciativa de una funeraria de Callosa d’En Sarrià, que consiste en avisar a sus vecinos de la muerte de uno de sus clientes mediante un mensaje de móvil. La idea se llama así, “qui s’ha mort?” y dispone de una página web en la que uno puede apuntarse para recibir en su teléfono las tétricas alertas. Lo cierto es que la idea no supone más novedad que el uso de las nuevas tecnologías para hacerlo, pues en Alaquàs es el bando municipal quien anuncia la muerte y el funeral de sus vecinos. Entonces me llama la atención que en nuestra localidad aún no dispongamos de un sistema así, porque tendría un éxito atronador. Si no lo creen, compruébenlo: ¿Cuál es la sección de la revista de Semana Santa que en primer lugar se lee, se comenta y se pasa de mano en mano en nuestras casas? La dedicada a los miembros de la Semana Santa que han fallecido en el curso anterior. Podríamos, pues, hacer algo parecido. Que tome nota la redacción de este diario: Una sección de obituarios y esquelas en La Opinión, tal vez la última página. Y a nivel municipal tenemos incluso el vehículo de “El pregoner” para hacer los bandos. Y ya puestos, podríamos dotarlo de mayor contenido, dado que hay algunos de nuestros vecinos que disfrutan, no sólo sabiendo quién se ha muerto, sino que van más allá y quieren saber de las desgracias personales de los demás, aunque no sean verdad. Podríamos incluir también la sección de “Qui s’ha separat?” y dar rienda suelta a la imaginación haciendo y deshaciendo matrimonios, ¡qué más nos da el daño que podamos hacer! Lo importante es que se hable, mucho, de los demás. Así nunca hablarán de nosotros. Porque se trata de eso, de hablar de los demás para que no puedan hacerlo de nosotros, ¿no?

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