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Redacción
Domingo, 13 de Abril de 2008
CARRER MAJOR

A vueltas con la Copa del Rey

A las puertas de disputar una nueva final de Copa, los aficionados del Valencia se hallan divididos ante el resultado del partido contra el Getafe. Y es que un buen grupo de ellos, abochornados por el espectáculo ofrecido en esta temporada, esperan una derrota con la que despedir al entrenador. Es éste, sin duda, un nuevo sentimiento en el sufrido aficionado valencianista: desear la derrota. Pero no tiene nada de nuevo en la escena política. Muchas han sido las derrotas electorales que se han celebrado dentro de los propios partidos, a la espera de la caída del líder. La propia derrota de Pla se esperaba más en alguna agrupación socialista que en la sede de la calle Quart. Como quiera que Pla no se retirara a la primera, tuvo que ser el diario El País el que le animara a tomar las de Villadiego. También se ha recibido con gozo la derrota de Rajoy en alguna sede regional del PP, dispuestos a tomar las riendas del partido. Ignoramos cómo se mascó la derrota local del PSOE en la propia agrupación socialista el pasado mayo, aunque visto lo visto, más de uno esbozaría una sonrisa esa noche. El tiempo, dicen, pone a cada uno en su sitio, pero yo soy bastante escéptico con esa aseveración y prefiero juzgar las actuaciones siempre en presente. Nunca me he alegrado con la desgracia ajena ni el error del contrario. Tal vez porque nunca he entendido la disputa política como una lucha entre nosotros y nuestros enemigos. Nunca he entendido que en los partidos se calificara al contrario como un adversario a batir o como un blanco a derribar. Nunca me han enseñado a plantear que la sociedad se divida en unos y otros, entre los que se establezca una especie de telón de acero que jamás se podrá cruzar. Aunque llevo poco tiempo siguiendo el panorama político local, entiendo que uno de los grandes activos de nuestro pueblo, de nuestro ayuntamiento y de nuestros políticos locales había sido justamente ése: no haber llevado a la disputa política al fango de las últimas grandes polémicas a nivel nacional. De otra manera no se habría entendido que los dos anteriores alcaldes acudieran personalmente a felicitar a la nueva alcaldesa en la noche de las elecciones, en un gesto sin precedentes que les honra y califica como personas. Apenas pasados unos meses de las elecciones podemos decir que ese espíritu de concordia sigue vigente en nuestro ayuntamiento. Sin embargo no ocurre así a pie de calle. Aún es frecuente escuchar comentarios que critican la anterior gestión del ayuntamiento con razonamientos de patio de guardería. También es sencillo oír opiniones en contra de la gestión del actual con argumentos más propios de la España de 1936 que la del Torrent cívico del siglo XXI. Nada podríamos objetar a estas situaciones, más adecuadas en acaloradas tertulias de bar, si no estuvieran en ocasiones jaleadas, cuando no promovidas, por insignes personalidades de nuestro pueblo, que han hecho de la crítica política prácticamente una declaración de guerra, poniendo en el punto de mira cualquier cuestión y alegrándose y deseando el fracaso del ayuntamiento antes que el bien común, tal y como desean algunos aficionados del Valencia con tal de tirar a Koeman. Y qué quieren que les diga, que esto dice muy poco de quien lo fomenta. Ignoro si el tiempo los pondrá en su sitio, pero espero que así sea. Mientras tanto yo ya me he comprado mi camiseta para la final. Que el Ayuntamiento vaya poniendo los andamios en la fuente de las ranas, que el 16 por la noche vamos a ganar la Copa. Y si no, lo celebraremos igual, porque dicen que lo importante es participar y ése es el consuelo de los perdedores. Que usted lo celebre bien.

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