Versadores y barreros incansables

A pesar de que la salida es temprana y un castillo anuncia a la nueve en punto de la noche su salida, la Verge tarda casi media hora en salir de la calle de la Esglèsia. Desde allí hasta la Torre vuelve a avanzar a trompicones, rodeada del pueblo torrentino que trata de impedir que los barreros arranquen. Pero si en un momento se hace lento su avance es en la calle de San Critòfol. Allí los versadores no paran de subirse para piropearla, pedirle ayuda, mientras los barreros tratan de avanzar, en algunas ocasiones solo unos metros. Tal es el caso que los cien metros tardan en hacerse más de una hora, de forma que a las once de la noche llega el momento de la primera Pujà. En la plaza Obispo Benlloch los barreros ensalzan a la Verge dándole tres vueltas completas. Un acto que se repite frente al viejo Ayuntamiento y ya al final del trayecto, antes de las doce de la noche, intentando llegar antes de que suenen las campanadas, como si de una cenicienta se tratara. Dentro del templo, llego a pesar de ser altas horas de la noche, se canta el himno a la Verge y nace el sentimiento de amor a la Geperudeta.