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Redacción
Viernes, 01 de Octubre de 2010
POLITICA

Los vecinos de Nicolás Andreu se oponen a ampliar la mezquita

RECLAMAN EL TRASLADO DEL CENTRO LEJOS DEL BARRIO PARA EVITAR MÁS CONFLICTOS CON LA IMPORTANTE COMUNIDAD MUSULMANA

La reunión convocada por la asociación de vecinos Nicolás Andreu y el Centro Cultural Islámico de Torrent para informar del proyecto del centro islámico para trasladar la mezquita a un local de mayores dimensiones se convirtió en un debate de gritos, protestas y acusaciones. Desde el primer minuto, hubo continuas críticas a los representantes de la comunidad musulmana, Elabidine Zine; a la representante de interculturalidad de la Generalitat, Khadija; al concejal de Urbanismo, Santiago Martí; y al propio presidente de la asociación, Vicente Laencina. Apenas pudieron explicar ante un centenar de vecinos que rebosaban el pequeño local de esta asociación creada en 1979. La reunión se había convocado para explicar el proyecto de traslado de la Mezquita a una nave interior de 1.000 m2 situada en el mismo barrio con el objetivo de solucionar la continua ocupación de la vía pública por los fieles musulmanes los días de rezo desde hace varios años. Esto permitiría solucionar según los convocantes el conflicto continuo entre los vecinos y la comunidad musulmana instalada en 2002, pero la reunión se convirtió en un debate sobre la presencia de la mezquita en el barrio. “No queremos que se trasladen, queremos que se vayan fuera del barrio”, señalaba una vecina malhumorada. Los continuos gritos de los vecinos impedían que Zine pudiera explicar nada y volvían a escucharse gritos como “si se hace más grande, vendrán más” o “por qué no van a misa, por qué no se integran”. La intervención de la representante de la Generalitat, Khadija solo hizo incendiar más el debate. Intentaba explicar el derecho de libertad religiosa sin éxito. Después de una hora de gritos y sin poder explicar apenas nada, intervino el concejal de Urbanismo, al que le acusó de firmar la licencia de obras sin consultar a los vecinos. También hubo reproches hacia la alcaldesa por no estar presente en la reunión y haberles dicho que no había nada sobre el tema de la mezquita hace dos meses. Santiago Martí, defendía entre voces que no se había tenido conocimiento de la licencia hasta el día 8 de septiembre, fecha en la que se firmó, y que el Ayuntamiento no podía denegar una licencia que cumple todos los requisitos a ninguna persona o entidad. También explicó que la Constitución Española permite la libertad religiosa y no se puede impedir la apertura del centro. Las críticas al Ayuntamiento fueron a más, y los vecinos acusaban al gobierno local de abandonar el barrio porque allí no les votaban. “Esto va convertirse en un barrio peor que el Xenillet, desde que han venido ellos parece el Bronx, se roba, hay tráfico de drogas” señalaba una vecina”. Los vecinos culpaban a la comunidad islámica de los conflictos de convivencia e incluso falta de plazas en los colegios. "Yo he ido por la calle con un carrito y nadie se ha apartado de la acera”, gritaba una mujer, y otra preguntaba al representante islámico si iban a continuar con el proyecto viendo lo que pasaba. “Esto no va a cambiar, va a ir a peor, qué tiene que ocurrir. ¿Que pase algo como en el bar de San Valeriano?, ¿Por qué no se van al polígono?” Zine intentaba explicar que este era un local que reúnía las condiciones de espacio y precio, y que se encontraba cerca de la estación de metro, pero los vecinos no querían escucharle. "Yo te puedo decir locales fuera del barrio, por qué no os vais fuera", señalaban. Entre los vecinos también había quienes lamentaban la actitud de sus convecinos porque consideraban que esto iba a solucionar el problema actual y todos tienen derecho a profesar su religión. También hubo un hombre que preguntaba si un centro tan grande para tanta gente reunía todas las condiciones, “No me opongo al centro, pero no creen que esto va a causar más problemas de convivencia en el barrio”. Otra vecina señaló que con las obras se estaban generando grietas en su finca y que quién iba a pagarles eso. El concejal de Urbanismo intentó calmar la situación en varias ocasiones señalando que el Ayuntamiento iba a estar vigilante y que actuará en el caso de que haya algún conflicto conforme a la ley. Sobre las nueve y media el local se fue desalojando, resignados sobre el futuro de la mezquita. Tras casi dos horas y media, y sin llegar a ningún acuerdo ni aceptación, la reunión acabó.

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