EDITORIAL 134
Primer año de la victoria y nuevos juzgados
El Partido Popular ha cumplido su primer año desde que ganara sus primeras elecciones en Torrent. En un año, el PSOE ha pasado de dominar la escena local a debatirse entre si mismo, y la figura de Bresó ha desaparecido totalmente del mapa. En este tiempo la maquinaria del PP ha conseguido hacer omnipresente fotográficamente a Catalá, que en tan solo un año ha conseguido que con su participación como diputada haya elevado el techo de los populares a límites insospechados incluso en la calle Mestre Victoriano Andrés. La prueba más evidente las pasadas elecciones de marzo, que han ahondado la crisis entre la facción oficialista de Veiga y la opositora de Pacheco.
Durante el primer año, Catalá ha contado con el camino libre. El PSOE primero dejó una cierta tregua y después se sumió en sus problemas internos, mientras que el BLOC se ha mantenido al margen a la espera. Ambos esperaban unos presupuestos para saber qué camino va a tomar Catalá, pero ante el continuo retraso, quizá excesivo, también ha obligado a retrasar la crítica al nuevo gobierno del PP. Catalá tan solo ha tenido que defenderse en cinco ocasiones. Primero en la cabalgta de Reyes, luego con las VPO, con la carpa de las fallas, y por último con la revisión del castastro, y su elección como diputada, lo que le ha dado más problemas que ventajas, ya que la oposición comienza a utilizarlo esgrimiendo la falta de atención directa a los ciudadanos.
Por contra, y a pesar de su juventud, Catalá ha superado con nota el primer año gracias sobretodo a la ayuda continua de la Generalitat con inversiones como el Hospital, el enterramiento de las vías del metro, el puente de Mas del Jutge y ahora con el nuevo juzgado. Se comenta que la Generalitat tiene previstos más de 100 millones de euros en inversiones en Torrent en esta legislatura, algo que la ciudad no tuvo cuando gobernaban los socialistas.
En este tiempo Catalá se ha caracterizado por una gestión casi empresarial, muy comedida en gastos y efectiva, cercana y próxima en algunos momentos, pero distante del ciudadano en otros. Catalá debería considerar el carácter público y flexible de una institución pública que debe amoldarse y consentir a veces al ciudadano como sucedió con las carpas, pero ser dura en otros aspectos como la contención del gasto.
De nuevo la Generalitat Valenciana ha contado con Torrent en sus inversiones. Los viejos juzgados de la Plaza de la Libertad, abarrotados y sobresaturados parece que vayan a ser trasladados a un nuevo edificio en el barrio de Parc Central. Sin duda es una buena noticia que no debe de quedar en una primera piedra. La situación de los juzgados de Torrent parece insostenible como en otros muchos juzgados de España. Hace tres años este periódico publicaba con una foto los problemas dentro del juzgado torrentino con cientos de archivos sobre mesas, estanterías o sobre el suelo. Lo peor de esto no es solo esta acumlación de archivos sino el retraso informático de este servicio judicial que ni si quiera puede comunicar por e-mail los fallecimientos o nacimientos mensuales.
Esperemos que estas nuevas instalaciones que posiblemente se pongan en marcha en el año próximo puedan ayudar a recuperar el retraso que la justicia española y valenciana tiene desde siempre.
El nuevo juzgado también va a suponer, junto al Hospital un motivo más para que Torrent comience a sentirse capital poco a poco. Tan solo cabe esperar que la ciudad complete este carácter perdido por la proximidad de Valencia con una universidad o extensión universitaria impregne a Torrent ese olor a capitalidad del que ha carecido siempre.