Noche de silencio, dolor y pasión

El casco antiguo de la ciudad se llenó de más de dos mil torrentinos para presenciar las diferentes procesiones del jueves y viernes santo. Un ir y venir de gente continuado llenó las calles para presenciar las seis procesiones de la noche del jueves, especialmente la procesión del silencio, y las dos la madrugada, con la del cristo de los faroles y la veracruz. Las primeras en recorrer la ciudad fueron las del traslado del Santo Caliz con la hermandad de la Santa Cena, y el traslado del paso de Jesús Nazareno y San Cimón Cirineo. Le siguieron el traslado del Santo Entierro, Ecce-Homo y la Virgen de los dolores, que fue una de las que más devotos arrastró durante su recorrido. Con preciosa imagen iluminada, la virgen bajo palio pasó por la plaça Major y la calle Sagra entre un mar de gente. La mayor expectación fue la procesión del silencio, que con el solo toque de un tambor y una corneta, recorrió la calle de la Ermita hasta la Casa Museo con plena oscuridad. A la media noche, con la sola luz de los cirios, cientos de vestas dieron solemnidad al paso del descendimiento de la cruz. Una hora después, también desde la Ermita salía la procesión de los faroles. La noche se completó con la adoración de la vera cruz en la Asunción y el traslado en la madrugada a las cinco de la mañana.