Un nuevo PGOU, el Pacto Cívico y el Premio Ciudadano

El PP ha movido ficha con el PGOU, que problablemente varíe significativamente sobre el concierto previo del año pasado. Está claro que la situación inmobiliaria no es la misma. A la promesa de construir 5.000 viviendas de VPO, se suma ahora la necesidad de un sector de crear viviendas baratas y accesibles. Elevar del 20% al 60% el suelo para VPOS puede resultar lo más razonable para una época en la que la vivienda libre deje de ser clave. Si a ello le subimos el numero de metros que se tendrá que tener para pagar el enterramiento de las vías del metro, todo apunta a que el Safranar será un nuevo ensanche obrero. Resulta curioso, ya que el PSOE abrió la vivienda libre y de espacios verdes y que puede haber cambiado la sociedad torrentina, y el PP pueda hacer lo mismo en contra de su electorado tipo. Todo está por ver, pero esperemos que el nuevo PGOU sea consensuado entre todas las fuerzas políticas y sociales de la ciudad, y que las prisas por aprobarlo no impidan el consenso. La nueva ordenación llega en el momento óptimo porque podrá ajustarse a las necesidades del nuevo Hospital Comarcal ahora que ya se ha aprobado, al igual que el más que probable enterramiento de las vías del metro. Además, va a permir competir de igual a igual con Paterna si es necesario para ubicar IKEA, un centro que convertiría al polígono y zona comercial de El Toll en un centro de referencia no solo para la provincia sino para toda la Comunidad Valenciana. Esta entrada, en la que Torrent debe meter cabeza, permitirá una evolución de nuestro comercio que modernizaría toda nuestra ciudad en todos los niveles. Torrent sigue careciendo de ese centro comercial desarrollado y necesita de ingresos económicos no solo de su fuerte potencial demográfico. En este PGOU también tiene que tenerse en cuenta dos problemas ambientales claros como es la defensa de El Vedat y la huerta torrentina, que debe preservarse claramente, y sobretodo la Serra Perenxia, muy amenazada directamente por la cantera, que sigue escavando silencionamente y sin ruido. Era un pacto muerto desde que se nombró una concejalía especí-fica sin recursos y sin poder sobre otras conejalías clave, sin poder de decisión. El Pacto cívico cae por la desidia del Partido Popular que no quiere asumir un proyecto socialista que considera superfluo, y que además ha visto como todos los firmantes directos del pacto han desaparecido. Con Veguer fallecido y UV fuera del consistorio, sin Bresó y con Soria de diputado, solo Beguer quedaba como testigo de un pacto que nunca se ha cumplido salvo en fotos y firmas. La cuestión es, ¿qué valor tienen las firmas de los partidos y los partidos?. Todo apunta a que el Pacto no existe, y deberá ser Catalá la que asienta y lo afirme, o que irremediablemente el logo del Pacto desaparezca cuando el papel impreso se acabe. Más que el componente educativo del Pacto Cívico, solo cabe esperar que por lo menos se desarrolle la figura del defensor del ciudadano, algo que ya de por si deberia de haberse establecido. El premio ciudadano de 2008 ha vuelto a con-seguir que la emoción por un premiado sea cercana, y no lejana. El deseo de internacionalizar este galardón había conseguido que los verdaderos héroes de nuestra ciudad quedaran olvidados. Esos presidente de asociaciones, de comisiones falleras, voluntarios sociales, e incluso representantes sindicales o políticos de la ciudad que dejan parte de su vida para defender los intereses de todos. El premio a Paco Cuenca, histórico del mov-imiento ciudadano ha conseguido que la Federación de Asociaciones Ciudadanas (FAC) conecte más con la ciudad. Para Paco, los que le conocimos, sólo podemos agradecerle su fuerza en defender los derechos y los sueños de sus vecinos. Unos vecinos que hoy ya no son los mismos, pero que agradecerán la presión que ejerció para que el enterramiento de las vías del metro, que antes sólo era una quimera, sea dentro de poco una realidad que evite la muerte del ciudadano número 10.