Se cumplen ahora los diez meses desde que el PP asumió el gobierno municipal de Torrent tras las elecciones del 27 de mayo. En ese tiempo, cinco han sido los grandes ejes de la política llevada a cabo por el gobierno del PP en nuestra ciudad: continuismo de la mayoría de proyectos socialistas; progresivo desmantelamiento de los planes que les resultan incómodos; oferta machacona de grandes proyectos aún no iniciados como si ya estuvieran acabados; oposición dura a la oposición y propaganda permanente.
El primero de estos ejes, continuidad de la mayoría de proyectos iniciados en el período de gobierno municipal socialista, puede percibirse en un sinnúmero de iniciativas que ya existían y que ahora se nos pretende hacer pasar como “propias” por parte de los ya no tan nuevos gobernantes: viviendas protegidas para jóvenes, limpieza viaria y recogida de residuos sólidos urbanos, ronda del Safranar, inversiones en barrios y calles, atención al ciudadano, nuevos aparcamientos, actuaciones educativas y culturales…
Pero algunos de estos programas les han resultado incómodos, y les han aplicado sin más el recorte que los lleve hacia el olvido: Parc Aventura para todos, recuperación para la ciudad de la torre y el foso, cursos de garantía social y de formación ocupacional para los jóvenes, campaña “Anem al teatre”, “Escola de Nadal”, actividades extraescolares… Es un anuncio de lo que puede llegar en un futuro.
Nos han ofrecido de manera insistente proyectos que hasta ahora sólo están en la imaginación de quien gobierna. Son proyectos que se han anunciado como prácticamente acabados, cuando aún distan mucho de haber comenzado: el caso más sonado es el del hospital, pero no debemos olvidar los nuevos colegios, el nuevo instituto, el plan integral del Xenillet o las 5.000 viviendas protegidas.
Durante estos meses, el gobierno municipal se ha convertido una y otra vez en oposición de la oposición, según un plan que en la Generalitat ha generado significativos beneficios. Así, ante cualquier problema, la culpa ha sido achacada siempre a la oposición, al Partido Socialista. Hay deuda, pues la responsabilidad es de los anteriores. Sube el IBI, pues por culpa de los socialistas, aunque hace diez años los mismos socialistas bajaran el tipo impositivo que aplica el municipio.
Toda esta dinámica se ha adornado con el quinto eje que anunciábamos: una persistente propaganda en los medios de comunicación, en los propios, que son muchos, y en los ajenos, que son menos. No hay día sin foto que hable de lo hecho y de lo no hecho como si ya estuviera hecho.